DECORACIÓN MINIMALISTA, RESTAR ES GANAR por el Estudio OTO
Un chalecito en una colonia madrileña, antiguo y si interés, puede llegar a ser un lugar mágico y sugerente. ¿Los medios? Depuración y atrevimiento, en una decoración minimalista.
El tiempo pasa por las casas y va dejando sus testigos, son aquellos elementos que sus sucesivos habitantes van añadiendo de modo anacrónico y que pueden revalorizarse o, por el contario, malograr la estética original. En el caso de esta vivienda unifamiliar, sus actuales propietarios pasaron lo segundo. La casa está ubicada en una colonia madrileña edificada en los años veinte por el arquitecto Iturbe con el concepto de ciudad jardín: una idea urbanística que sedujo a Eduardo Mencos, paisajista, fotógrafo, autor de varios libros y director de cien: y a su mujer, Anneli Bojstad, historiadora y experta en arte contemporáneo. Ambos poseen una gran sensibilidad creativa y su especial mirada de artista les hace concebir los espacios como una prolongación de su personaldiad. Queríamos recuperar la esencia de la construcción, que era sencilla y humilde, por eso, eliminamos elementos superfluos que nos resultaban fuera de lugar, como las molduras del techo ola chimena de estilo LUis XVI, comenta Anneli, cuyo origen sueco se refleja en el aire gustaviano que desprende la decoración. La parte más práctica de la reforma se la confiaron a dos amigos, Ana López de LEtona y Juan Manuel Fernández Mora, del estudio de interiores OTO. EL resto de detalles y el encanto de cada rincón lo han ido enretejiendo los propios dueños, amantes de los espacios diáfanos, luminosos y de las piezas antiguas o modernas, pero con carácter. EN el proyecto cabe destacar el uso mayoritoriario del color blanco, aplicado tanto a los paramentos como a los techos y suelos, estos útltimos de madera de pino teñida. El objetivo era crear una caja vacía, escenario neutral de una docración muy personal aunque cómoda, cercana y comprensible. El color complementario utilizdo ha sido el malva para las tapicerías, y merece la pena mencionar por su protagonísmo una grisalla de un antiguo paisaje colgada sobre el sofá del salón. Sin embargo, el punto focal se concentra en las esculturas de Eduardo Mencos: troncos de árbol tratados y relacionados con otros materiales inertes como el hierro o la piedra que subrayan el cima artístico de una deocración guiada por el instinto y la naturalidad de sus habitantes.
sALÓN. Los sofás se han enfundado con una tela de Ybarra & Serret. Los cojines y la mesa de centro, de la firma inglesa Designers Guild, proceden de Usera Usera.
CHIMENEA. Está diseñada por el estudio de decoración OTO al igual que las librerías. Las burbujas de cristal de La Granja son una idea del paisajista Eduardo Mencos.
CHAISE LONGUE. Procede de El 8, divide dos ambientes del saón y se ha tapdiado con un terciopelo de la firma Designers Guild. Los visillos sen han adquirido en K.A International.
RETRATO. Eduardo Mencos, en su estudio. La mesa es de El 8; la silla de V Dinastía; y el compás y el topómetro, de Barbarenia.
COCINA. Es un proyecto del estudio OTO y se ha equipado con muebles laminados en blanco. Las sillas inglesas antiguas, del siglo XIX, se comparon en La Favorita de Ultramar, y los estantes y la lámpara de techo, en Ikea.
LAVABO. Un diseño de Philippe Starck en Trentino como el grifo, que se apoya en una encimera de vigas antiguas ideada por los interioristas de OTO. El espejo antiguo se compró en El 8.
CUARTO INFATIL. Dispone de una litera con colchas de Meridiana. La silla de Charles y Ray Eames es de El 8, el taburete procede de Ikea y el pupitre antiguo se encontró en el Rastro madrileño.
DORMITORIO PRINCIPAL. Conserva parte del techo de bovedilla y tiene un altillo. La colcha y los cojines son de Meridiana, las lámparas y alfombras de Ikea.
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